Aroma

        Lo tiene todo preparado. Lleva semanas escogiendo la ropa que ahora tiene encima de la cama. La camiseta de tirantes color burdeos con un fino encaje en el escote, esa falda negra tipo lápiz que aparece adornando el cuerpo de su madre en todas sus fotos de juventud y las sandalias que Laura le regaló por su último cumpleaños. En cuanto al maquillaje, ha decidido que sea discreto pero que marque esos ojos que tanto han llorado y que ahora reflejan esperanza. El último toque son unas gotas de un perfume que su padre le ha dejado esta mañana en la almohada junto a una nota: “no hagas esperar más a la vida”.
Sus piernas tiemblan cuando da sus primeros pasos por la acera, se para un instante, respira hondo, asiente con decisión  y recupera la marcha con paso firme. Al final de la calle se ve la plaza donde sus amigos aguardan, entre cientos de personas, rodeados de música y color. 

Hoy Rosa es más Rosa que nunca y menos Mario, deja atrás los miedos y se deshace de su carga. A partir de ahora su nombre será su bandera, la R por la rabia de estar 17 años escondida , la O por el orgullo de ser una misma, la S por los silencios que nunca más dejará que minen su alma y la A porque desde este momento comienza a amar la vida.

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